2008/01/05

> Berria: Homofobia > JIMENEZ LOSANTOS DICE QUE LO GAY NO PUEDE SER UN GUETO NI UNA CUOTA

  • Entrevista en el periódico homosexual Esta2.com
  • Jiménez Losantos: "Lo gay no puede ser un gueto; hay que ser ciudadano, no cuota"
  • Libertad Digital, 2008-01-05
La difusión de La ciudad que fue. “Barcelona, años 70” (Temas de Hoy) ha despertado el interés de la corriente individualista del movimiento gay por las causas libertarias en la España post-franquista. Federico Jiménez Losantos, su autor, es objeto de un curioso redescubrimiento llamado a desconcertar, cuando no escandalizar, al lobby gay progresista, férreamente tutelado por el PSOE. Esta2.com, "blog-periódico homosexual", exponente de una defensa ilustrada, no sectaria, de la libertad individual, dedica este sábado una extensa entrevista al escritor y periodista, realizada por Luis Margol, columnista de Libertad Digital.

Autor de La ciudad que fue. Barcelona, años 70 repasa en una extensa entrevista con Luis Margol para Esta2.com su participación en la causa de la libertad individual de los homosexuales, durante la agitada, creativa y también divertida Transición democrática en la Barcelona de finales de los 70.
Su amistad con Alberto Cardín, pionero del movimiento gay libertario, le dio un lugar de privilegio en el despertar de esa forma de activismo en España. La diferencia con el actual gay-power, instalado en el poder político y cultural progresista, es radical, según Federico Jiménez Losantos.
El activismo gay de los 70 empezó siendo, esencialmente, libertario, independiente, individualista y mezclado con otras causas del libre albedrío personal. Descansaba en la idea de que "los derechos son individuales, no de un colectivo, porque entonces te conviertes en rehén de los que en teoría te protegen como la Mafia", comenta Jiménez Losantos en su conversación con Margol para el blog-periódico Esta2.com.

"La idea subyacente", dice el escritor, portando el sentido del pensamiento de Alberto Cardín –escritor fallecido prematuramente a causa del Sida–, "era que no se buscaba el derecho a la marginalidad, sino a la ciudadanía plena, y eso se lo carga la progresía con su discurso antidemocrático y antipopular que no admite nada que no sea ellos, y que al final se ha llevado el gato al agua".

Jiménez Losantos se declara contrario al llamado "guetto gay", al sectarismo y el cautiverio ideológico de los individuos por el hecho de ejercer su libertad sexual. "Es que lo gay no puede ser un gueto. Hay que ser ciudadano, no una cuota. Y yo puedo hablar de ese tema porque lo conozco desde hace muchos años, desde el principio".

El autor de libros que han sido éxitos editoriales como Con Aznar y contra Aznar o Lo que queda de España, sobrelleva con sentido del humor la intolerancia, antes de los conservadores, hoy de los progresistas, que es una forma de seguir siendo conservador.

"Antes", resume, "me colgaban el sambenito y decían eso de ¿en qué equipo juega?, y ahora me llaman homófobo. Antes uno se arriesgaba a que le dijeran maricón. Pues muy bien, prefiero estar con este amigo que con ese gilipollas. Ahora es distinto, porque como todo está codificado y encorsetado, el hetero que habla bien de los gays lo hace por interés y sin salirse del discurso dominante. La izquierda ha degenerado en un totalitarismo cultural atroz. Hemos pasado de ese movimiento alegre, divertido y real en el que cada uno lo interpretaba a su manera, a lo de ahora, machismo clásico y homosexualismo profesional".

Jiménez Losantos critica lo que simboliza el dirigente socialista Pedro Zerolo como exponente del comisariado ideológico y cultural que la izquierda pretende imponer a los homosexuales. Hasta cierto punto, es indulgente con el concejal socialista, aunque se muestra implacable con el sentido totalitario de la tendencia política que expresa con su activismo:

"Zerolo", dice Jiménez Losantos, "no aporta nada por sí mismo. Fuera del grupo no vale nada. Me preocupa la gente brillante que pueda estar en su grupo y que se está aborregando porque en el estalinismo sólo los mediocres se convierten en jefes. Es una pena, porque hay gente válida que se echa a perder porque hay zerolos. Yo no le conozco personalmente, así que tal vez me equivoque y resulte que es un tipo interesante, pero produce una impresión muy pobre, como la de Blanco y Montilla".

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