2008/02/20

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  • La última exposición de Gonzalo
  • El Koldo Mitxelena de Donostia acoge hasta el 5 de abril una muestra de treinta obras artísticas que hasta el 5 de abril servirán de homenaje al director de Galería Dieciséis, Gonzalo Sánchez, fallecido en junio del pasado año
  • Noticias de Gipuzkoa, 2008-02-20

Quizá el azar haya tenido algo que ver con el hecho de que la última exposición de Gonzalo Sánchez se celebre en la Ganbara del Koldo Mitxelena de Donostia, a escasos metros de su casa artística , la Galería Dieciséis, cerrada desde que el pasado junio un cáncer arrebatara la vida al galerista. Por razones obvias, la muestra que hoy se inaugura bajo el título La mirada transferida no está organizada por Gonzalo, pero las obras que en ella se incluyen podrían haber sido seleccionadas personalmente por él si la enfermedad no se lo hubiera llevado de este mundo de un modo tan injusto como fulminante.


Criterios de selección: 30 autores, 30 amigos

Su amiga Carmen Alonso-Pimentel, profesora de arte, ha sido la encargada de comisariar una muestra que, hasta el 5 de abril, presenta un total de 30 obras -26 pinturas y 4 esculturas- de otros tantos artistas que en su día expusieron sus piezas en el acogedor sótano de Galería Dieciséis. Según destacó Alonso-Pimentel en la rueda de prensa de ayer, no fue fácil escoger a los artistas "más significativos" que trabajaron con Gonzalo Sánchez desde que en 1983 llegó a Donostia proveniente de su Alicante natal.


Por ello, en el criterio empleado para seleccionar las obras que cuelgan desde hoy en la Ganbara se ha tenido en cuenta, por un lado, que la piezas fueran obra de autores que habían expuesto más de una vez en Galería Dieciséis. Por otro, y para restringir el número de artistas, la comisaria se ha decantado por piezas de los últimos diez años. De este modo, en el reducido pero aprovechado espacio del Koldo Mitxelena el visitante podrá contemplar los trabajos de artistas como Amable Arias, Eduardo Chillida, Ramón Zuriarrain, Andrés Nágel, José Ramón Anda, Alfredo Álvarez Plágaro, Juan José Aquerreta o Jesús Mari Lazcano.


Algunas obras, según desveló, eran propiedad del propio Gonzalo Sánchez, otras de colecciones privadas y otras de sus propios autores. En su día, además, muchos de los trabajos expuestos formaron parte del catálogo de la galería ubicada en la plaza del Buen Pastor.


"Hemos intentado mantenernos fieles al espíritu de Gonzalo Sánchez y su galería", aseguró Alonso-Pimentel, para añadir que por eso la muestra de homenaje está compuesta por un cuerpo de obras "muy ecléctico" que incluye piezas abstractas y figurativas. Y es que según rememoró, a mediados de los 80, aunque no abandonó nunca su gusto por la abstracción, Gonzalo "mostró su apoyo a artistas figurativos netamente realistas cuando lo figurativo era visto como algo trasnochado".


Por su parte, el director foral de Promoción y Difusión Cultural Haritz Solupe, recordó que Gonzalo Sánchez "rompió brecha" en Donostia con un "proyecto coherente", Galería Dieciséis, perfectamente definido y con una trayectoria intachable, mientras que el responsable del Koldo Mitxelena, Frantxis López Landatxe, opinó que La mirada transferida ofrece "una visión muy certera del gusto y la línea que Gonzalo cultivó en su galería". Asimismo, López Landatxe remarcó la impagable labor del galerista para "situar en el mundo" la obra de Amable Arias, y recordó su primordial trabajo en Arteleku, donde participó activamente en la organización de diversos talleres.


Un excepcional catálogo: El vacío tras la puerta azul

Con motivo de la muestra, la Diputación de Gipuzkoa ha editado un excepcional catálogo donde figuran reproducciones de las 30 obras expuestas, importante material gráfico y dos interesantes textos de Carmen Alonso-Pimentel y Edorta Kortadi sobre la figura de Gonzalo Sánchez y su galería. Una galería cuya estrecha puerta azul ocultaba ayer un vacío desconocido para sus paredes. Quizá por ello, si las estancias pudieran sentir, la oscura Galería Dieciséis notaría una cierta extrañeza por la prolongada ausencia de su dueño que estos días, gracias al Retrato de Gonzalo de Jorge García descansa apaciblemente, recostado en un sofá rojo desde el que admira la obra de algunos de sus artistas.

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