2008/02/27

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  • Argelia acosa a los cristianos
  • Los juicios y las amenazas de expulsiones inquietan a católicos y protestantes
  • El País, 2008-02-27 # Ignacio Cembrero · Argel

Hace un par de meses, la paciencia del nuncio apostólico en Argelia, Thomas Yeh, y del arzobispo católico de Argel, Henri Tessier, llegó a su límite. Tomaron entonces una iniciativa sin precedentes desde la independencia, hace 45 años: organizaron una reunión con 15 embajadores occidentales en la nunciatura.


Yeh les entregó una larga lista de agravios y trabas padecidos por los cristianos desde la Semana Santa de 2006. El más grave es, según la Iglesia católica, un intento encubierto de expulsión hace nueve meses. Tras recibir una circular del Ministerio del Interior, las autoridades locales, a veces el mismo wali (gobernador), convocaron en mayo a sacerdotes y monjas para, en la mayoría de los casos, "pedirles que se marchen con urgencia" del país a causa de la amenaza de Al Qaeda.


En las grandes ciudades, como Argel y Orán, y en varios remotos lugares del desierto, sólo les solicitaron que extremaran la prudencia e "informen a la policía de sus desplazamientos". "Ninguno aceptó marcharse", recalca con orgullo el documento remitido a los embajadores.


La presencia católica en Argelia es más bien testimonial. Se resume a unos miles de fieles repartidos en cuatro diócesis -Argel, Orán, Constantina y Gharadia-, en 110 sacerdotes y monjes y 175 monjas apoyados por un centenar de laicos. Se les han añadido recientemente los protestantes evangélicos, que han logrado atraer a miles de argelinos.


En Argelia hay, según algunas estimaciones, entre 70.000 y 120.000 sobre un total de 33 millones de habitantes. "Si no nos fuimos a mediados de los noventa, cuando nos mataban como chinches -19 asesinatos en dos años-, ahora tampoco hay motivos para hacer las maletas", explica un religioso.


El arzobispo Tessier pidió en mayo audiencia con el ministro de Interior, Yazid Zerhouni, y consiguió que redactase una segunda circular que rectificaba en parte la primera, que hubiese provocado un éxodo. No siempre Interior ha actuado así. En diciembre de 2006, el presidente de la Iglesia protestante de Argelia, el pastor suizo Ueli Senhauser, se vio obligado a abandonar el país al no serle renovada su residencia. Las dificultades para la obtención de visados de entrada son cada vez mayores hasta el punto de que el arzobispo de Nîmes o la madre superiora de las Hermanas Blancas han renunciado a sus viajes.


"Aunque bien intencionada, la lista del nuncio es incompleta", señala Youssef Ourahman, un pastor evangélico de Orán. "Bajo diversos pretextos a nosotros nos han cerrado siete iglesias en 2007", prosigue este argelino que se convirtió al cristianismo hace 30 años.


Desde la reunión en la nunciatura, la tendencia persiste. Pierre Wallez, un sacerdote francés, fue condenado el 30 de enero a un año de cárcel por un tribunal de Maghnia por haber rezado, un mes antes, con un puñado de cameruneses católicos que intentaban emigrar a España.


A Wallez se le aplicó una ley, aprobada hace dos años, que prohíbe cualquier culto no musulmán fuera de los edificios expresamente autorizados. Wallez rezó en medio de un bosque porque es allí donde malviven los subsaharianos. "La Iglesia católica de Argelia no comprende esta sentencia", señaló un comunicado del obispado de Orán.


Una semana después, un tribunal de esa ciudad condenó a tres pastores evangélicos a tres años de cárcel y una multa individual de 500.000 dinares (5.200 euros) por blasfemar y quebrantar la fe musulma, dos delitos recogidos en la ley de 2006.


Bouabdallah Ghamallah, el ministro de Asuntos Religiosos, insiste en sus intervenciones en que en Argelia "hay libertad de culto", pero justifica los veredictos. Los que montan iglesias clandestinas en garages, sótanos o casas particulares "caen en la ilegalidad", subrayó. "Desprecian la legislación y se colocan fuera de la ley".


"Un extranjero que pide a un argelino que cambie de religión atenta contra su dignidad", sostuvo Ghamallah ante los micrófonos de la radio pública. "Tenemos la impresión de que asistimos a un renacimiento del proselitismo del siglo XIX", se lamentó.


"Desde hace un tiempo, el proselitismo", denuncia, por su parte, el jeque Bouamran, presidente del Alto Consejo Islámico, "se ha convertido en un fenómeno más visible y cínico que antes de la independencia", cuando los padres blancos franceses recorrían el país. Por eso invitó públicamente a los servicios de seguridad a que tomen cartas en el asunto. Si la seguridad debe investigar es porque esos grupos tienen vínculos con Occidente. Los evangélicos "buscan constituir una minoría que dará un pretexto a las potencias extranjeras para inmiscuirse en los asuntos internos de Argelia", advirtió el ministro Ghamallah.


El presidente del Consejo de los Ulemas (doctores de la ley islámica), Abderramán Chiban, confirmó la injerencia extranjera cuando narró, la semana pasada, su entrevista con un diplomático de EE UU que le preguntó por "la persecución de los cristianos". "Le respondí que los musulmanes sí que están siendo perseguidos por los cristianos en sus países", afirmó con aplomo.


  • Henri Tessier · Arzobispo de Argel
  • "Algunos grupos quieren reducir la presencia de los católicos"
  • El País, 2008-02-27 # I.C. · Argel

Henri Tessier, de 78 años, arzobispo de Orán y ahora de Argel, lleva 53 años en Argelia y posee la nacionalidad del país que le acoge. No disimula cierto resentimiento hacia los evangélicos, esa rama de la Iglesia protestante que ha irrumpido recientemente con fuerza en el país y logra conversiones al cristianismo causando la alarma entre las autoridades.


"Ellos han llegado a África, pero los primeros que hemos sufrido las consecuencias de sus acciones hemos sido los católicos", se queja en su residencia. "No somos responsables de su actuación, pero la administración toma medidas no solo contra ellos sino contra nosotros".


"Desde hace un par de años la administración argelina nos causa dificultades de diversa índole cada dos o tres meses", prosigue el clérigo. "Se enmarcan, suponemos, en su lucha contra el proselitismo de los grupos evangélicos". "Nos mete en el mismo saco a ellos y a nosotros".


No en balde la prensa suele ilustrar sus artículos sobre el proselitismo evangélico con fotos de la basílica Nuestra Señora de África, un templo católico. "Los católicos tenemos, sin embargo, otra forma de enfocar el testimonio cristiano", diferente de los evangélicos, recuerda.


La Iglesia católica en Argelia no hace proselitismo. Tiene un perfil bajo, pero "aún así hay grupos en Argelia que se esfuerzan por recortar nuestra implantación" se lamenta el arzobispo. "Pese a todo seguimos manteniendo una presencia en todo el territorio", afirma orgulloso.


Cuando hace dos meses se reunió en la Nunciatura Apostólica con una quincena de embajadores occidentales para exponerles su preocupación, Henri Tessier no dudó, sin embargo, en pedir también ayuda para los evangélicos. En la lista de agravios que entregó a los diplomáticos figuran algunos padecidos por esa comunidad religiosa.


A corto plazo lo que quita el sueño al arzobispo es el recurso presentado contra la sentencia del 30 de enero que condena al sacerdote Pierre Wallez a un año de cárcel por rezar con un grupo de subsaharianos en un lugar no permitido -un bosque- cerca de Maghnia, una ciudad pegada a la frontera marroquí.


"Aquello no fue acto de proselitismo porque se trataba de cristianos cameruneses", resalta Tessier. "El padre Wallez se conformó con orar [el 26 de diciembre] en el contexto de la Navidad". "No siquiera llegó a decir misa". "La ley se ha aplicado de manera errónea", recalca.

  • Miles de argelinos abandonan el Corán
  • Las conversiones al cristianismo son inéditas en el resto del mundo musulmán
  • El País, 2007-02-27 # I. Cembrero

"Ser cristiano por tradición no es un problema; convertirse al cristianismo sí lo es, y en Argelia hay miles de habitantes que se convierten". El pastor Youssef Ourahman, portavoz de los evangélicos argelinos, resume así la situación que atraviesa su país.


En casi todos los países musulmanes hay pequeñas e incluso grandes -como los coptos en Egipto- comunidades cristianas, pero no suele haber conversiones. Argelia es la excepción. "Sus dirigentes se avergüenzan de ello ante sus vecinos musulmanes", afirma un profesor de Argel.


El fenómeno es muy marginal -varios miles en una década-, pero inédito en el mundo musulmán. "El 99% de los conversos son evangélicos", precisa Ourahman con orgullo. Aun así, no deja de ser "anecdótico", según el diario Liberté.


Pero los ulemas (doctores de la ley islámica) y la prensa en árabe "nos reenvían a los tiempos de las Cruzadas", se lamenta Liberté en un editorial de principios de mes. Intentan hacer creer que "Cabilia ha caído bajo el yugo de las cruces y su población se agolpa en las puertas de las iglesias".


Nada más falso. Ahora bien, explica Ourahman, "ya no hay un pueblo de Cabilia en el que no haya algún cristiano". En su gran mayoría son jóvenes de menos de 30 años.


Con cerca de seis millones de habitantes -la quinta parte de la población del país-, Cabilia es una región rebelde. Algunos de sus habitantes persisten en rechazar la arabización y consideran al islam casi como una religión extranjera. De ahí que para librarse de la supuesta tutela del islam sean muy francófonos y abracen a veces otras creencias.


Las conversiones no sólo surgen en Cabilia, sino en otras regiones como el noroeste. "El terror practicado en nombre del islam "lleva a muchos argelinos a la decepción ante su religión", indica una web protestante.


La guerra civil larvada que padeció Argelia en los noventa causó cerca de 200.000 muertos y aún hoy día los islamistas argelinos, adheridos ahora a Al Qaeda, siembran el terror. La violencia terrorista se cobró 500 muertos en 2007.


En lugar de condenar a "esa parte de Argelia que vive de otra manera su religión, los ulemas y sus trompetas mediáticas [la prensa en árabe] deberían preguntarse sobre las razones profundas que incitan a muchas personas a buscar alternativas espirituales", resalta Liberté.


Los jerifaltes islámicos a los que alude el diario creen poder explicar las verdaderas motivaciones de los conversos. "No se mueven por convicciones sinceras, sino por el mero interés que tiene su origen en la miseria y el paro" que padecen muchos jóvenes, asegura Cheikh Bouamran, presidente del Alto Consejo Islámico. "Están interesados por un visado y huir al extranjero".


"Pero sí nos deniegan visados europeos para argelinos que debían asistir a una reunión evangélica en Malta", replica Ourahman rechazando esta teoría.

  • La libertad religiosa y otras libertades
  • El País, 2007-02-27 # José María Ridao

El 28 de febrero de 2006, el Parlamento argelino aprobó una ley prohibiendo la práctica de cualquier culto distinto del musulmán fuera de los recintos autorizados. Dos años después, esta norma no es sólo el instrumento al que está recurriendo el Gobierno en sus relaciones con los credos; es sobre todo el síntoma de que, en el fragor de la lucha contra el yihadismo, en Argelia se está sacrificando, además de otras libertades, también la religiosa. La estrategia del Gobierno consiste en abrir un doble frente con los terroristas: si por un lado los combate con una contundencia poco respetuosa con las garantías judiciales y los derechos humanos, por otro les disputa la iniciativa para conservar, o reforzar, el carácter musulmán de la sociedad argelina.


Es dudoso que el camino emprendido pueda llevar a algo diferente de lo que se ha visto en los últimos meses, en los que se han producido mortíferos atentados en algunas de las zonas más protegidas del país. Los extremistas no han tomado en consideración las medidas del Gobierno a favor del credo musulmán, salvo para reafirmarse en la idea de que, según predican sus doctrinas, la fe religiosa es más importante en el debate político que la situación de miseria que convierte a miles de argelinos en harragas, en jóvenes desesperanzados y dispuestos a emigrar. Y la otra cara de la moneda es, en efecto, el retroceso de la libertad religiosa, que ha empezado a afectar a los evangelistas y a la Iglesia católica, según han puesto de manifiesto el obispo de Orán y el arzobispo de Argel. Cualquier competición con los yihadistas para dirimir quién es el más determinado defensor del islam es introducirse voluntariamente en la boca del lobo: por más iniciativas que adopte el poder político, los yihadistas siempre estarán dispuestos a llegar infinitamente más lejos.


De proseguir con esta estrategia, el Gobierno argelino corre el riesgo de deteriorar su posición tanto dentro como fuera del país. Cualquier confusión entre el debate teológico y el político es una victoria que se concede a los yihadistas. Además, la mayor parte de los países a los que ha recurrido la jerarquía católica en Argelia, a través de las embajadas, ha empezado a mostrar su preocupación por la multiplicación de noticias que, en algunos casos, han tardado semanas en conocerse. Eso podría colocar al Gobierno de Argel en una posición más que inconfortable, puesto que le obliga a enfrentarse a una irresoluble contradicción. Mientras exige respeto a la fe de sus numerosos emigrantes en Europa y el resto del mundo, en su propio país establece trabas para cualquier credo que no sea el musulmán, algo que están padeciendo de manera especial evangelistas y católicos.


En cualquier caso, sería conveniente aclarar los términos de lo que está en juego, que no es sólo la suerte de los fieles de las religiones distintas al islam que viven en Argelia. Se trata, en primer término, de una estrategia de dudosa eficacia en la lucha contra el terror yihadista, puesto que le concede la posibilidad de definir los problemas de la manera más conveniente a su proyecto político. Pero, en segundo lugar, es preciso deshacer cualquier equívoco acerca de lo que se está defendiendo al reprochar al Gobierno argelino la "presión" -según el término utilizado por el arzobispo de Argel- sobre la comunidad católica. Lo que se defiende no es esta religión en concreto, sino el derecho de los argelinos, y por supuesto de los extranjeros residentes en Argelia, a profesar la religión que deseen.


No son motivos teológicos los que hacen mirar estos hechos con inquietud; son motivos políticos, relacionados con la situación de las libertades en Argelia.

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