2008/02/06

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  • UPYD y el voto gay
  • Shangay, 2008-02-06 # Alvaro Pombo

Estas son unas reflexiones pre-electorales que, por publicarse en Shangay, que es una revista gay, se dirigen, primaria, aunque no exclusivamente, a los gays. He aquí que yo soy gay. Dejé claro que lo era (o por decirlo tópicamente: salí de al armario) allá en 1977, con la publicación de mi primer libro de relatos en España, Relatos sobre la falta de sustancia. No he dejado nunca duda alguna acerca de mi condición gay, ni de mi apoyo a los gays en general. La pregunta que ahora se me plantea es esta: ¿Ser gay determina alguna opción política concreta para el gay individual? Más concretamente: ser gay en España en 2008, ¿exige una opción política disyuntiva concreta: o PSOE o PP? Hay más opciones políticas: Izquierda Unida es una opción importante, el PP civilizado de Gallardón –a diferencia del que parece que va a quedar ahora- era una opción interesante, y UPYD es una nueva opción fascinante. Y hay más opciones: la abstención, el voto en blanco son también opciones políticas. El electorado importa: el electorado no es solamente el conjunto de votantes fidelizados de antemano por una de las dos grandes opciones, PP o PSOE. El electorado es la totalidad de los votantes españoles en edad de votar. Yo me dirijo aquí a un sector muy importante del electorado, a saber: al electorado libre, fluctuante, inteligentemente indeciso, responsablemente dubitante: a ese electorado pertenecen, por antonomasia, los gays. Ahora bien: ser gay es una alternativa, una opción alternativa, y no hay una única manera de ser gay sino tantas como gays individuales. De esto se sigue que no se puede hablar de un “voto gay” como de una sola cosa monolítica que se mueve al unísono y piensa al unísono. Cada gay individual es por definición un caso o manera especial de ser gay, compatible con las otras. Las opciones políticas son las que son: tenemos cuatro o cinco grandes opciones políticas: PSOE, PP, IU, UPYD (Unión Progreso y Democracia, abstención, voto en blanco…) Se me dirá, sin embargo, que en el caso particular PP-PSOE, los gays, como grupo, debiéramos sentirnos obligados a apoyar políticamente a quienes más nos ha favorecido, el PSOE, mientras que el PP (con la excepción del PP de Gallardón) ha apoyado posiciones conservadoras, antigays, próximas a la Conferencia Episcopal. Aun siendo esto así, yo me resisto a que mis opciones políticas queden delimitadas por un solo asunto, a saber: el de mi condición sexual. Si la sexualidad heterosexual no debiera determinar la opción de voto entre PP-PSOE, la sexualidad homosexual tampoco. Los socialistas no han hecho más que cumplir con su deber ciudadano apoyando a los gays y creando unas excelentes leyes de convivencia, pero la cuestión de si merecen o no nuestro voto, no puede depender sólo de esto. El PSOE se ha comportado servilmente con la Iglesia durante esta legislatura y no parece tener clara la importancia del laicismo radical aplicado a toda la sociedad española. ¿Por qué no plantearse votar a cualquiera de las otras alternativas: IU, UPYD, abstención o voto en blanco? UPYD se presenta como la alternativa de la superación de la disyunción entre izquierda y derecha, esta es una de sus características más notables. UPYD se presenta como la opción de aquellos que hasta ahora se han abstenido de votar porque ninguno de los dos grandes partidos les convencía. UPYD se presenta incluso como un voto de castigo contra el PP que ha desterrado injustamente a Gallardón y contra el PSOE que flojea con la Iglesia Católica. Ambos grandes partidos presentan serias dificultades para votarles sin más, ambos reclaman el voto útil para cada cual y eso es siempre sospechoso. Nosotros los gays somos por definición alternativos. ¿No debiera seducirnos la gran alternativa política del momento, que es UPYD? A mí me ha seducido la idea de superar la política de los dos grandes bloques y ayudar a tomar parte (mediante UPYD) en un juego político más amplio, capaz de superar la distinción izquierda-derecha en nombre del progreso. Los gays no debiéramos atar nuestro voto al PSOE por agradecimiento, de la misma manera que los católicos no pueden atar su voto al PP por sus convicciones religiosas subjetivas. Y todos los votantes y todos los que se abstienen de votar y todos los que votan en blanco, y todos los gays, considerados individualmente y como conjunto, debiéramos en este momento pre-electoral pensar que el bipartidismo es realmente estrecho y, lo que es más grave, malversador de las energías políticas del país en general. Por eso yo he elegido presentarme en estas elecciones con un partido como UPYD, que recoge lo más vigoroso de la derecha y de la izquierda y propone una enérgica revisión de la política española –importantísimo: un proyecto de reforma de la ley electoral que perjudica a partidos como Izquierda Unida o como nosotros-, una profunda crítica a ambos grandes partidos, y, en consecuencia, un progreso hacia más democracia. Por eso yo os invito ahora a todos los gays, uno por uno y como grupo, a considerar en serio el manifiesto fundacional del partido de Rosa Díez y Fernando Savater.

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