2008/05/19

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  • El virus del sida cumple 25 años
  • ABC, 2008-05-19 # S. Basco · Madrid

Tal día como mañana, pero hace ya un cuarto de siglo, el 20 de mayo de 1983, un equipo de investigadores del Instituto Pasteur de París, con el profesor Luc Montagnier a la cabeza, publicaba en la revista «Science» el descubrimiento de un nuevo tipo de virus, aislado a partir de un paciente seropositivo, diferente a todos los virus conocidos hasta entonces y susceptible de ser el causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.


Los primeros casos sospechosos habían sido descritos el 5 de junio de 1981 por el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades de EE.UU., pero fueron atribuidos a un tipo de neumonía causado por el Pneumocystis carinii. Un mes más tarde, en San Francisco, varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer de piel, fueron asociados en algunos enfermos con brotes de neumonía. La conjunción de ambas enfermedades resultaba llamativa, y más teniendo en cuenta que se trataba de pacientes homosexuales. Todos ellos tenían en común carecer del número adecuado de las células sanguíneas conocidas como linfocitos T CD4+. Algo desconocido estaba surgiendo, y ya en 1982 la nueva enfermedad era bautizada oficialmente como Acquired Immune Deficiency Syndrome (AIDS). Había llegado el sida.


Del LAV al VIH
La de Montagnier y su equipo era la primera publicación científica sobre el aislamiento del nuevo virus, al que sus descubridores, sin embargo, bautizaron como LAV (Lymphadenopathy Associated Virus), en referencia a su asociación con la linfadenopatía, una inflamación de los ganglios que es síntoma precursor del sida.


La dificultad para establecer una fecha significativa para la efeméride surgió, sin embargo, cuando el profesor estadounidense Robert Gallo, un año más tarde y también en «Science» publicó un artículo en el que argumentaba que el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), el retrovirus identificado por Montagnier y sus colaboradores, era efectivamente la causa del sida.


Después de atribuirse los méritos del descubrimiento, y los millonarios dividendos originados por los test para diagnosticar el síndrome, ambos equipos investigadores se enzarzaron en una larga disputa sobre la paternidad del hallazgo, que sólo el tiempo y algún que otro dictamen contrario a Gallo -reconoció en 1991 que sus muestras procedían del laboratorio francés- pudieron apaciguar.


Premios Príncipe de Asturias
La comunidad científica acepta hoy, de forma unánime, que el grupo de Montagnier fue el primero en identificar el virus, pero también que el equipo de Gallo contribuyó significativamente a demostrar que causa el sida. En 1985, ambos científicos acordaron compartir el crédito por el descubrimiento y el 50 por ciento de los beneficios, que se repartirían entre los estados francés y estadounidense, patrocinadores de ambos equipos. Montagnier y Gallo compartieron en el año 2000 el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por «el descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana tipo 1 o virus del sida».


Nunca en la historia la Ciencia fue tan rápida en descubrir las claves de una enfermedad, en identificar su origen y en proponer las bases para sus posibles tratamientos. Había razones para el optimismo. Pero hoy, veinticinco años después de su descubrimiento, el virus del sida se ha cobrado veinticinco millones de vidas y es un agujero sin fondo que engulle cada año mil millones de dólares para su investigación.


La búsqueda de una vacuna se ha saldado con un sonado fracaso, ya que en septiembre de 2007 el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (EE.UU.) y el laboratorio Merck, que cofinanciaban el intento, dieron por cerrados los ensayos tras revelarse un fiasco. El principal problema estriba en la enorme diversidad de secuencias genéticas del VIH. A pesar de ello, el sida comparte con el cáncer el «honor» de ser las enfermedades más estudiadas del mundo.


El número de nuevos infectados está en clara remisión, pero aun así 2007 se cerró con 33,2 millones de personas infectadas -2,1 millones son niños- en el mundo, con 2,5 millones de nuevos casos y 2 millones de muertos el año pasado.

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