2008/07/02

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  • El Orgullo de Vitoria-Gasteiz
  • EHGAM-DOK, 2008-07-02 # Sejo Carrascosa

Se celebró, y creo que han sido ya 14, la manifestación del Orgullo el 28 de Junio.


Es de resaltar cómo han cambiado los contenidos, los actos y las personas participantes durante este, no muy largo periodo de tiempo.


Si al principio éramos cuatro bollos y maricas, y el cuatro es literal, apoyadas por la Asamblea de Mujeres de Alava y algún, no todos, partido y sindicatos de izquierdas, se fue consiguiendo, poco a poco una mayor visibilidad de las personas situadas fuera de la norma heteropatriarcal. El número de personas participantes no ha aumentado mucho, más bien poco o nada, sí ha habido una gran producción de discursos y posicionamientos, muchas veces bastante beligerantes entre ellos, para encontrarnos en la actualidad con diferentes posturas ideológicas.


Por eso nos vamos a servir de los diferentes actos que ese día hubo para hacer un ligero recorrido que intente dibujar esa cartografía compleja, sobre todos a ojos de los adscritos a la norma heterosexual, especie ésta que se caracteriza, entre otras cosas, por la falta de comprensión y empatía con cualquier otro grupo de personas.


Pasando por alto los actos que realiza la asociación que gestiona la oficina municipal del ayuntamiento para gays, lesbianas y entorno, que como siempre, y sin ningún problema de medios, se dedicaron a traer alguna exposición y una charla sin mayor interés, de las que circulan ciudad por ciudad, movidas por la macro federación GLBT del estado, así como la consabida obra de teatro llena de tópicos tan vulgares como los gags de “escenas de matrimonio” de Tele5. En fin más de lo mismo, como todos años, a pesar de los medios con que cuentan, nunca nos sorprenderán con algún discurso crítico, más bien al contrario parece ser que todos los esfuerzos se encaminan a una integración nada cuestionante y al asimilacionismo más casposo.


Desde las instituciones, qué se va a esperar. La consabida declaración institucional del ayuntamiento de todos los años, y que muy extrañamente firman todos los grupos políticos del consistorio, y digo extrañamente porque no es de recibo que partidos con políticas tan diferentes se pongan de acuerdo en temas como éste; no pasa lo mismo cuando se trata de leyes o de políticas preactivas, como cuando se votó la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo. Puede que esto nos dé algún dato de la calidad y de las intenciones de tal declaración.


También desde el campo institucional, y como el año pasado, se realizó una fiesta en los Jardines de Fallerina, organizada por el centro cultural Montehermoso de titularidad municipal. Hay que reconocer que el espacio es ideal: un bonito jardín, con una gran carpa; un excelente equipo de música y lo más atractivo la cerveza, que no los refrescos, ni el agua, que era gratis. Pues bien, la ausencia total y absoluta de contenido hizo de la fiesta otra más a las que la dirección del centro tiene acostumbrada a una parte de la ciudadanía, no era difícil encontrarte, aparte de alguna boda hetero, a gente que no sabía el motivo de la fiesta y además ni les interesaba. Ni una bandera, ni una palabra. Era fácil imaginarse en cualquier discoteca de Ibiza en verano, con sus 4 drags y un travestí contando chistes de mariquitas al más puro estilo Arevalo. Menos mal que alguna intervención espontánea y popular sirvió de pequeño quiebre epistemológico. No se puede esperar más de estos espacios muertos que son los museos y centros culturales, alejados de la realidad que les rodea y expertos en camuflar cualquier propuesta crítica en vacuas exposiciones para su público endogámico.



Siguiendo el recorrido institucional, vemos que la Diputación ha decidido por primera vez participar en el 28J, pero asistimos con sorpresa a la vista de un cartel con los escudos forales en el que aparece un venerable anciano con un bebé, y no precisamente para reivindicar las relaciones afectivosexuales intergeneracionales, sino que tras una frase altamente ambigua parece hablarse de un orgullo generalizado, un cartel en el que la palabra lesbiana, gay, transexual, o cualquier otra que pudiera situar la jornada brilla por su ausencia, solucionándose con la maldita coletilla GLBT. Esperemos no estemos asistiendo a otra campaña de invisibilidad o de difumine de nuestras realidades desde las instituciones, que debían dedicarse no sólo a nombrarnos sino a promocionar nuestras realidades.



Este año hemos visto, novedosa, una iniciativa de un nuevo grupo, el grupo de hombres por la igualdad alavés. Si el término igualdad es de por sí, para mucha gente, motivo de alarma o cuando menos cierto sarpullido alérgico, esta vez el temor tomó forma al ver que el lema: “Hay que ser muy hombre para ser Gay”. Lo que hay que ser es muy ignorante, e incluso siendo conscientes de la diletancia heterosexual en tantos temas, para obviar el discurso sobre el género y sexo que se ha producido no solo en los últimos años, sino desde el inicio de los movimientos de liberación sexual hace más de un siglo. Seguir anclados en binarios para el género y el sexo no deja de ser una forma de colocarse en la puerta grande de la integración, al lado de las medicalizaciones biologicistas, es también una forma de ocultamiento de todos los procesos y debates que se han generado en el mismo seno de la comunidad transmaribollo. Carteles como los de la Dipu o del grupo de hombres, no pueden nacer más que de la impericia o de la mala fe, y si es por lo primero habría que indicarles mejor asesoría para los próximos años, o mejor que no hagan nada.


Nada de esto tuvo que ver con las dinámicas de la manifestación y la posterior comida y actuaciones que se celebraron en el gaztetxe. Perfomances, disfraces y consignas pusieron en primer plano las realidades de unos cuerpos insumisos cuyas únicas ataduras son al placer y al deseo. Todo esto desde los márgenes y en completa autogestión, todo esto por el trabajo y la lucha de un puñado de bolleras entusiastas e irreductibles. No nos podemos quejar, contamos con las bolleras, que son y serán el principal motivo de orgullo en Vitoria- Gasteiz.

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