2008/08/12

> Berria: Indarkeria > GALICIA: DETIENEN A UNA MUJER EN VIGO JUNTO AL CADAVER DE SU VICTIMA

  • Una prostituta mata a un joven en Vigo y se emborracha junto a su cadáver
  • ABC, 2008-08-12 # Ana Martínez · Vigo

José Fernando Benavides Riobó apareció tendido boca abajo en su cocina, con sangre reseca en cara y cuello, al menos tres puñaladas, y sin vida. La sospechosa de la muerte violenta de este gallego de 26 años es Rosa A. D. A., una mujer que conoció en un club de alterne, uruguaya aunque de nacionalidad española, y casi una década mayor que él. Todo apunta a que mató al muchacho con un arma blanca, un cuchillo, que apareció tirado en el suelo de la vivienda de la víctima, situada en Vigo, en la Avenida Castelao.


El hombre podría llevar varias horas muerto, aunque será la autopsia la que determine este extremo. Las Fuerzas de Seguridad encontraron a la presunta agresora, a escasos metros del difunto, tumbada en el sofá de la casa (muy desordenada), con botellas de alcohol, ensangrentada, síntomas de haber estado bebiendo o consumiendo alguna droga, y con tres heridas incisas en la espalda, a la altura del omóplato izquierdo, y en una mano, la derecha, que le fue vendada.


Por el momento, y siempre con una frialdad exagerada, tan sólo declaró que había tenido una pelea, pero en ningún momento admitió el crimen. «Tenía que pasar», fue lo único que acertó a decir, según los agentes. La familia alertó a la Policía Local de que algo raro ocurría, y uno de los primos de la víctima intentó entrar en el piso, pero la puerta estaba cerrada y las llaves por dentro. Los bomberos lo consiguieron, y se encontraron con el rocambolesco y macabro escenario.


Tras horas de registro, para recoger pruebas, los agentes se llevaron a la supuesta culpable esposada, ante los gritos de parientes y amigos del joven, que la increparon y le recriminaron que no hubiese abierto ni respondido a las llamadas, a pesar de los continuos intentos.


Los vecinos y familiares del chico, que pasaba estos días sólo en casa, ya que su madre se encontraba fuera, comenzaron a sospechar que algo le había sucedido cuando comprobaron que no contestaba el teléfono desde el pasado viernes por la noche, y que su perro se encontraba fuera, deambulando por los jardines desde hacía dos días. «Que descanse en paz, y quien haya hecho esto que lo pague», repetían al unísono.

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