2008/01/20

> Berria: Eliza > EL OBISPO URIARTE DICE QUE NI EL PEOR CRIMINAL PUEDE SER PRIVADO DE SUS DERECHOS


  • Homilía del día de San Sebastián
  • Uriarte: "Ni el peor criminal puede ser privado de sus derechos"
  • EITB 24, 2008-01-20

El obispo de Donostia-San Sebastián ha recodado a los dos guardia civiles asesinados por ETA en Capbreton y ha condenado la práctica de la tortura.


En su homilía del día de San Sebastián, el obispo de la capital donostiarra, Juan María Uriarte, ha pedido a los partidos políticos que no radicalicen sus posturas en este tiempo preelectoral.


Uriarte ha recodado a los dos guardia civiles asesinados por ETA en Capbreton y ha condenado la práctica de la tortura. Para ello, ha tomado como base la declaración de derechos humanos de 1948.


El obispo de Donostia-San Sebastián ha enfatizado que "ni el peor criminal puede ser privado de sus derechos humanos", que son "inviolables e inalienables".


Durante su tradicional homilía, ha hecho hincapié en los "sombríos nubarrones" que preceden a la próxima confrontación electoral, que "va adquiriendo una extraordinaria crudeza" sin visos de "sosegarse" y con posiciones que "se radicalizan".


El obispo donostiarra ha asegurado que quienes "anhelan" la "paz y reconciliación construida entre todos y para todos" no pueden "dejar de preocuparse por un panorama poco alentador".


Uriarte también ha tenido palabras para condenar el aborto, que ha descrito como "atentado contra la vida humana".

> Berria: Erakusketak > LA MIRADA INQUIETA Y PROPIA DE GONZALO

  • La mirada inquieta y propia de Gonzalo
  • Amigos y artistas recordarán al desaparecido fundador de Galería Dieciséis y agitador de la cultura donostiarra con una muestra en el Koldo Mitxelena
  • El Diario Vasco, 2008-01-20 # Mitxel Ezquiaga ·DV · San Sebastián

Nació en Villena, Alicante, vivió en Madrid y desembarcó en San Sebastián en 1983 con la idea fija de crear una galería que dinamizara el mundo del arte contemporáneo. Encontró el local adecuado en un pequeño sótano de la plaza del Buen Pastor, en el número 16 (de ahí tomaría el nombre la galería) y a partir de entonces Gonzalo Sánchez se convirtió en un descubridor de artistas, revitalizador de viejos talentos y agitador de la vida cultural donostiarra.


El pasado mes de junio Gonzalo Sánchez falleció por culpa de un cáncer fulminante y sus amigos, muchos, quedaron en estado de shock. En el mismo funeral surgió la idea de montar una exposición como mejor homenaje a quien había pasado media vida entregado a esa tarea. Esa exposición ya está lista: se inaugura el próximo 20 de febrero en la Ganbara del Koldo Mitxelena y estará construida con las obras de los artistas que más trabajaron con él: una treintena de creadores en la que se mezclan nombres ya clásicos como Eduardo Chillida o Andrés Nagel con pintores que crecieron gracias al apoyo de Gonzalo, como Rafael Satrústegui o Juan Carlos Savater.


La muestra ha sido organizada por Carmen Alonso Pimentel, profesora de Arte y vieja amiga de Gonzalo Sánchez, y su montaje corre a cargo de Alvaro Machimbarrena. El título de la exposición es La mirada transferida, Gonzalo Sánchez-Galería Dieciséis. ¿Por qué ese nombre? Responde la propia profesora Alonso Pimentel: «Gonzalo miraba a través de sus pintores y esta exposición, con la suma de sus obras, constituye también una mirada sobre Gonzalo. Es una mirada doble».


Carmen Alonso Pimentel ha escrito y coordinado el catálogo de la muestra, que reúne también escritos de otras personas vinculadas con Gonzalo Sánchez, como el profesor y crítico de Arte Edorta Kortadi. Ahí se descubren aspectos menos conocidos de la personalidad del galerista. Estudió la carrera eclesiástica, aunque no llegó a ser sacerdote, y luego estudió Psicología. Fue profesor en la Universidad Autónoma de Madrid pero luego abandonó esa tarea para trabajar en la galería madrileña La Mota hasta que cerró.


Fue entonces cuando San Sebastián se cruzó en su camino: vino a Donostia en 1983 y pronto montó Galería Dieciséis y se hizo un hueco importante en la cultura donostiarra. Como dice Kortadi, «supo que el campo de los grandes artistas consagrados ya estaba copado y buscó nuevos artistas y nuevos públicos. Creó una línea muy interesante de galería que caló en clientes más jóvenes que los burgueses compradores de siempre -añade Kortadi- y fue pionero en facilitar condiciones de pago para esos nuevos amantes del arte».


Gonzalo Sánchez apostó por pintores jóvenes, recuperó a artistas vascos que se habían desplazado años atrás a Madrid y estableció un criterio propio, que incluía la recuperación del figurativismo y no pasar por el aro obligatorio de la abstracción y las vanguardias a la moda, subraya el pintor Rafael Satrústegui. Participó en Arco desde su creación, formó parte de su comité de selección e introdujo en la feria madrileña a un buen número de artistas vascos.


Pero también fue asesor en la etapa inicial de Arteleku o en las compras de la Diputación, aunque luego terminaría distanciado de las instituciones. Fue crítico con el Koldo Mitxelena, donde ahora, como una paradoja del destino, será precisamente homenajeado. Su pequeña galería, el sótano del Buen Pastor, fue un lugar para la tertulia: siempre había alguien de charla con el galerista.


Pérdida de los fondos
El pasado junio un cáncer terminó con su vida en apenas dos semanas. Sus sobrinas de Alicante heredaron todo el fondo de la galería y lo transportaron a un domicilio en Levante. Unas inundaciones inutilizaron todo el material, como otra jugarreta del destino. El local de la galería sigue cerrado.


Para que todo ese pasado no sea sólo historia se ha promovido esta exposición. El problema radicaba en cómo organizar el legado de tantos artistas que pasaron por Galería Dieciséis. «Para la selección optamos por criterios objetivos», explica la profesora Alonso Pimentel. «Que fueran artistas que habían expuesto más de una vez en la galería en los últimos diez años». Y así quedó esta treintena de artistas que vienen a constituir una historia vida del arte vasco reciente. El 20 de febrero es la apertura y permanecerá expuesta hasta el 5 de abril. A Gonzalo, discreto y poco amigo del personalismo, quizás le hubiera ruborizado. Pero sus amigos piensan (pensamos) que merecía el tributo.

> Erreportajea: Laikotasuna > NICOLAS SARKOZY Y DIOS


  • Nicolas Sarkozy y Dios
  • El presidente francés fuerza la ruptura del laicismo del Estado republicano
  • EL País, 2008-01-20 # J.M. Martí Font · París

Nicolas Sarkozy quiere meter a Dios en la política y romper el tabú más emblemático de la República: la separación radical entre religión y Estado definida por el muy francés concepto de laicismo. Dos recientes discursos; el primero en Roma, en la basílica de San Juan de Letrán tras ser nombrado canónigo honorario, y el segundo en Riad, ante el rey Abdalá de Arabia Saudí, le han servido para introducir este elemento en su relato político y encender la mecha de una polémica que va más allá de la vieja querella entre Dios y el César, para entrar de lleno en la fábrica de la textura de las sociedades del tercer milenio.


"En la transmisión de los valores y en el aprendizaje de la diferencia entre el bien y el mal, el instructor no podrá nunca reemplazar al sacerdote o al pastor, incluso si es importante que se aproxime, porque siempre le faltará la radicalidad del sacrificio de su vida y el carisma de un compromiso basado en la esperanza", dijo en Roma. "Un hombre que cree es un hombre que espera. Y el interés de la República es que haya muchos hombres y mujeres que esperen. La desafección progresiva de las parroquias rurales, el desierto espiritual de las barriadas (...), la penuria de sacerdotes, no ha hecho más felices a los franceses", añadió para propugnar "una laicidad positiva que no considere que las religiones son un peligro, sino una baza".


En Riad, además de deshacerse en alabanzas al "islam moderado" que supuestamente impulsa la monarquía saudí dijo: "La vida del hombre no tiene tan sólo una dimensión material, al hombre no le basta consumir para ser feliz. Una política de civilización es una política que integra la dimensión intelectual, moral y espiritual".


Las reacciones no se hicieron esperar. El ex primer ministro socialista Laurent Fabius denunció el intento del presidente de "imponer sus creencias privadas a la República", acusándole de "romper con lo que ha sido la tradición republicana del general De Gaulle a Chirac". Desde su propio campo, el muy gaullista Jean-Louis Debré, presidente del Consejo Constitucional, se encargaba de recordar que la ley sobre la laicidad "es uno de los pilares de la República" y que hay que "velar para que no se rompa el equilibrio". Y el líder centrista François Bayrou, él mismo católico practicante, ironizó: "Creía que esta concepción de la religión como distribuidora de esperanza, la que hace que los pueblos se mantengan tranquilos, ya quedaba detrás nuestro".


El otro filo de las intenciones del presidente lo denunciaba el socialista Jean Glavany señalando la "laicidad positiva" del presidente; una forma de acusarle de caer en la herejía del comunitarismo anglosajón. Por un lado estaría el Sarkozy bonapartista: la religión es buena para el orden; por lo tanto es buena para la estabilidad del Estado; por otro, el neoliberal intentando romper el hermético modelo republicano para dar carta de naturaleza a las diferencias en un país en el que el Estado tiene prohibido saber, no sólo la religión, sino también el origen étnico o cultural de sus ciudadanos.


Como ministro del Interior, Sarkozy fue el primero en sugerir que había que crear "un islam de Francia", y proponer ayudas para financiar lugares de culto para las confesiones no católicas, principalmente la musulmana. A él se debe la creación del Consejo del Culto Musulmán. Ahora ha decidido que los representantes de las grandes religiones pasen a formar parte del Consejo Económico Social, uno de los organismos consultivos más importantes del Estado.


El sociólogo Jean Bauberot cree que el presidente y sus asesores "han leído muy bien todos los análisis sobre la posmodernidad, de que ya no se puede tener confianza en el progreso como en el tiempo de la Ilustración. Entonces, la ciencia y sus aplicaciones prometían mejorar la vida en la Tierra, mientras que hoy día son acusadas de poner en peligro el planeta". "Pero Sarkozy hace de la religión una dimensión obligatoria del ser humano (...)", añade. "Ninguno de sus predecesores ha llegado tan lejos".


El pasado jueves recibía en el Elíseo a los representantes de las principales religiones de Francia, incluso, por primera vez, a los budistas. A la salida, el arzobispo de París, André Ving-Trois, se felicitaba de "la nueva manera de abordar el hecho religioso, más tranquila y menos conflictiva, que corresponde a una nueva generación política". El pastor Claude Batty analizaba de forma certera "el pequeño psicodrama" desencadenado por Sarkozy con este acercamiento al fenómeno de las religiones. "Es la manifestación del desfase entre un presidente que ha entrado de lleno en la sociedad posmoderna, en la que las convicciones se muestran sin complejos, frente a otros que funcionan sobre los viejos esquemas de la oposición entre la Iglesia y el Estado; la ciencia y la religión".


A Sarkozy le fascina el hecho religioso; lo asegura incluso su intelectual de cabecera, Henri Guaino, que reconoce haber tenido muy poco que ver en esta ofensiva y en los discursos de Roma y Riad. "Es un tema que le es muy querido", aseguró Guaino. "No soy el inspirador de esta irrupción de la religión en el discurso de Sarkozy porque es algo que ha empezado mucho antes de que yo trabajara con él. Es un tema importante", dijo.


El presidente dice considerarse "miembro de la Iglesia católica", aunque admite que su "práctica religiosa es episódica". Su vida personal, su moral sexual, están muy lejos de las reglas del catecismo.