2008/05/25

> Berria: Eliza > EL CARDENAL MARTINI PIDE LA REFORMA DE LA IGLESIA

  • Martini pide la reforma de la Iglesia
  • El influyente cardenal elogia a Lutero, defiende el debate sobre el celibato y la ordenación de mujeres y reclama una apertura del Vaticano en materia de sexo
  • El País, 2008-05-25 # Juan G. Bedoya · Madrid

"La Iglesia debe tener el valor de reformarse". Ésta es la idea fuerza del cardenal Carlo Maria Martini (Turín, 1927), uno de los grandes eclesiásticos contemporáneos. Con elogios al reformador protestante Martín Lutero, el cardenal le pide a la Iglesia católica "ideas" para discutir hasta la posibilidad de ordenar a viri probati (hombres casados, pero de probada fe), y a mujeres. También reclama una encíclica que termine con las prohibiciones de la Humanae Vitae, emitida por Pablo VI en 1968 con severas censuras en materia de sexo.


El cardenal Martini ha sido rector de la Universidad Gregoriana de Roma, arzobispo de la mayor diócesis del mundo (Milán) y papable. Es jesuita, publica libros, escribe en los periódicos y debate con intelectuales. En 1999 pidió ante el Sínodo de Obispos Europeos la convocatoria de un nuevo concilio para concluir las reformas aparcadas por el Vaticano II, celebrado en Roma entre 1962 y 1965. Ahora vuelve a la actualidad porque se publica en Alemania (por la editorial Herder) el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén, a modo de testamento espiritual del gran pensador. Lo firma Georg Sporschill, también jesuita.


Sin tapujos, lo que reclama Martini a las autoridades del Vaticano es coraje para reformarse y cambios concretos, por ejemplo, en las políticas del sexo, un asunto que siempre desata los nervios y las iras en los papas desde que son solteros.


El celibato, sostiene Martini, debe ser una vocación porque "quizás no todos tienen el carisma". Espera, además, la autorización del preservativo. Y ni siquiera le asusta un debate sobre el sacerdocio negado a las mujeres porque "encomendar cada vez más parroquias a un párroco o importar sacerdotes del extranjero no es una solución". Le recuerda al Vaticano que en el Nuevo Testamento había diaconesas.


Son varios los periódicos europeos que ya se han hecho eco de la publicación de Coloquios nocturnos en Jerusalén, subrayando la exhortación del cardenal a no alejarse del Concilio Vaticano II y a no tener miedo de "confrontarse con los jóvenes".


Precisamente, sobre el sexo entre jóvenes, Martini pide no derrochar relaciones y emociones, aprendiendo a conservar lo mejor para la unión matrimonial. Y rompe los tabúes de Pablo VI, Juan Pablo II y el papa actual, Joseph Ratzinger. Dice: "Por desgracia, la encíclica Humanae Vitae ha tenido consecuencias negativas. Pablo VI evitó de forma consciente el problema a los padres conciliares. Quiso asumir la responsabilidad de decidir a propósito de los anticonceptivos. Esta soledad en la decisión no ha sido, a largo plazo, una premisa positiva para tratar los temas de la sexualidad y de la familia".


El cardenal pide una "nueva mirada" al asunto, cuarenta años después del concilio. Quien dirige la Iglesia hoy puede "indicar una vía mejor que la propuesta por la Humanae Vitae", sostiene.


Sobre la homosexualidad, el cardenal dice con sutileza: "Entre mis conocidos hay parejas homosexuales, hombres muy estimados y sociales. Nunca se me ha pedido, ni se me habría ocurrido, condenarlos".


Martini aparece en el libro con toda su personalidad a cuestas, de una curiosidad intelectual sin límites. Hasta el punto de reconocer que cuando era obispo le preguntaba a Dios: "¿Por qué no nos ofreces mejores ideas? ¿Por qué no nos haces más fuertes en el amor y más valientes para afrontar los problemas actuales? ¿Por qué tenemos tan pocos curas?"


Hoy, retirado y enfermo -acaba de dejar Jerusalén, donde vivía dedicado a estudiar los textos sagrados, para ser atendido por médicos en Italia-, se limita a "pedir a Dios" que no le abandone.


Además del elogio a Lutero, el cardenal Martini desvela sus dudas de fe, recordando las que tuvo Teresa de Calcuta. También habla de los riesgos que un obispo tiene que asumir, en referencia a su viaje a una cárcel para hablar con militantes del grupo terrorista Brigadas Rojas. "Los escuché y rogué por ellos e incluso bauticé a dos gemelos hijos de padres terroristas, nacidos durante un juicio", relata.


"He tenido problemas con Dios", confiesa en un determinado momento. Fue porque no lograba entender "por qué hizo sufrir a su Hijo en la cruz". Añade: "Incluso cuando era obispo algunas veces no lograba mirar un crucifijo porque la duda me atormentaba". Tampoco lograba aceptar la muerte. "¿No habría podido Dios ahorrársela a los hombres después de la de Cristo?" Después entendió. "Sin la muerte no podríamos entregarnos a Dios. Mantendríamos abiertas salidas de seguridad. Pero no. Hay que entregar la propia esperanza a Dios y creer en él".


Desde Jerusalén la vida se ve de otra manera, sobre todo las parafernalias de Roma. Martini lo cuenta así: "Ha habido una época en la que he soñado con una Iglesia en la pobreza y en la humildad, que no depende de las potencias de este mundo. Una Iglesia que da espacio a las personas que piensan más allá. Una Iglesia que transmite valor, en especial a quien se siente pequeño o pecador. Una Iglesia joven. Hoy ya no tengo esos sueños. Después de los 75 años he decidido rogar por la Iglesia".


Nunca más el 'error Galileo'
El cardenal Martini se empeñó siempre en establecer un terreno de discusión común entre laicos y católicos, afrontando también aquellos puntos en los que no hay consenso posible. Con esa intención abrió uno de los debates más sabrosos entre intelectuales contemporáneos, publicado en 1995 en Italia con el título In cosa crede qui non crede? (¿En qué creen los que no creen?). Se trataba de una serie de cartas cruzadas entre el cardenal y Umberto Eco, sobre temas como cuándo comienza la vida humana, el sacerdocio negado a la mujer, la ética, o cómo encontrar, el laico, la luz del bien. Un sector de la jerarquía católica asistió a la controversia con indisimulada incomodidad, pero una década después, el mismísimo cardenal Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, afrontó un debate semejante con el filósofo alemán Jürgen Habermas sobre la relación entre fe y razón.


Lamentó en 1995 el cardenal Martini que su iglesia viviera sumida en "desolada resignación respecto al presente". También se sinceró ante Eco sobre el miedo a la ciencia y al futuro. Entonces lo hizo "con tesoros de sutileza", reconoció él mismo. Ponía por testigo la prudencia de Tomás de Aquino en semejantes compromisos, por miedo a Roma, que a punto estuvo de castigar a quien ahora es uno de sus guías más ilustres


El cardenal, ya jubilado -es decir, más libre que cuando ejercía responsabilidades jerárquicas-, se expresa en el nuevo libro con la sutileza que usó en el debate con Umberto Eco, pero pone sobre la mesa puntos de vista sorprendentes para sus pares, como el contror de la natalidad y los preservativos. Suenan también como trallazos sus elogios a Martín Lutero y el desafío a Roma para que emprenda con coraje algunas de las reformas que en su tiempo reclamó el fraile alemán.


En el trasfondo de sus manifestaciones de ahora, donde el cardenal aparece a veces angustiado - con un sentimiento más trágico de su fe-, surge el debate interminable del enfrentamiento de la Iglesia de Roma con la ciencia y el pensamiento modernos. Nuevamente, es un jesuita quien vuelve a plantear la discusión, con disgusto del Vaticano. La ventaja de Martini es que no está ya al alcance de ninguna pedrada. El también jesuita George Tyrrell, el erudito tomista irlandés, fue castigado sin contemplaciones y suspendidido de sus sacramentos. Incluso se le negó sepultura en un cementerio católico cuando falleció en 1909. Su pecado: reivindicar, como Martini, el derecho de cada época a "adaptar la expresión del cristianismo a las certidumbres contemporáneas, para apaciguar el conflicto absolutamente innecesario entre la fe y la ciencia, que es un mero espantajo teológico".


Lo que buscan todos estos pensadores católicos es espantar cualquier riesgo de cometer otra vez el error Galileo. Es otra de las exigencias del cardenal.

> Iritzia: John Carlin > NEGROFOBIA EN SURAFRICA

  • Negrofobia en Suráfrica
  • Los surafricanos compiten con los extranjeros por los mismos trabajos. Suráfrica es hoy como el Salvaje Oeste de Estados Unidos en 1870
  • El País, 2008-05-25 # John Carlin

Un columnista negro escribió esta semana que era un error atribuir la brutal violencia desatada contra inmigrantes africanos en Suráfrica a la xenofobia. El problema es de "negrofobia, el odio a los negros", escribió Andile Mngxitama en City Press, un periódico cuyos lectores son casi todos negros.


Pero no el odio de los blancos a los negros, sino del odio a los negros por los negros; específicamente, el de los negros surafricanos hacia los negros que no son surafricanos.


Han muerto por lo menos 43 inmigrantes africanos en los barrios marginales de Johannesburgo,
la ciudad más próspera del continente africano, a manos de personas que, hasta no hace mucho, fueron las víctimas del sistema de opresión racial más deliberadamente despiadado del mundo. En algunos casos los quemaron vivos, en otros los degollaron. Más de 10.000 inmigrantes -de países como Zimbabue, Malawi, Mozambique, Somalia y Nigeria- se han refugiado en comisarías o en iglesias en un intento de escapar a la ola de salvajismo desatada contra ellos. El Gobierno del presidente Thabo Mbeki ha condenado duramente los ataques y, en un reconocimiento del descontrol imperante, ordenó el miércoles que el Ejército entrara en los barrios de más alta tensión.


¿A qué se debe esta perversa negrofobia en un país donde, por lógica histórica, deberían de ser los blancos el objetivo de la ira negra? Porque la verdad es que nunca se han visto incidentes raciales de manera sistemática contra los blancos en Suráfrica. Ni hoy, ni durante la época más dura del apartheid, el sistema que no sólo negaba el voto a la mayoría negra, sino el acceso a los mejores trabajos, las mejores zonas residenciales, los parques, las playas; les condenaba a niveles de educación, de salud, de vivienda muy por debajo de los de los blancos, que poseían en aquellos tiempos (1948 a 1994) quizá la mejor calidad de vida del planeta. Y si los negros se rebelaban, los mataban o los encarcelaban; como hicieron, durante 27 años, con Nelson Mandela. Sin embargo, el movimiento armado de liberación que fundó Mandela, y que el Gobierno blanco denominaba "terrorista", nunca tuvo como política atentar contra blancos "inocentes"; ni siquiera contra políticos, mucho menos contra periodistas. Hubo casos excepcionales de militantes que pusieron una bomba en un bar, o en un supermercado, pero a lo largo de más de 30 años de existencia las cifras de hechos "terroristas" del Congreso Nacional Africano de Mandela estuvieron muy por debajo de las de ETA o el IRA, cuyas causas (casi todo el mundo estará de acuerdo) no partieron nunca de injusticias ni remotamente tan apabullantes como las que vivieron los negros durante el apartheid.


Entonces, ¿por qué la negrofobia? Obedece fundamentalmente a factores económicos básicos. Muy básicos.


Imaginemos que la ola de inmigración que se ha visto en España en los últimos 15 años hubiera coincidido con un desempleo del 40% entre los nativos. En ese caso, el debate sobre la inmigración se hubiera formulado aquí de manera menos sosegada. En Suráfrica, el 40% es la cifra real de desempleo, casi toda correspondiente a la población negra. El número de inmigrantes africanos que viven actualmente en Suráfrica supera los cinco millones. Van a Suráfrica por el mismo motivo que vienen a Europa, o que los mexicanos, salvadoreños y nicaragüenses emigran a Estados Unidos. Suráfrica es, en términos relativos, la superpotencia africana, un país cuyas estadísticas macroeconómicas le sitúan entre las economías emergentes admiradas por el Banco Mundial.


Suráfrica hoy es como lo era el Salvaje Oeste de Estados Unidos en 1870. Una tierra de tremenda energía y oportunidades donde la vida es barata y la ley, difícil de imponer. El dilema de los inmigrantes, especialmente la mayoría que procede de Zimbabue -cuya economía ha sido destrozada por el régimen de Robert Mugabe- consiste en que a las posibilidades de trabajo, de buscarse la vida mejor que en el desierto en el que se ha convertido su país, se suma un clima generalizado de peligro. Suráfrica tiene los índices de homicidio más altos del mundo para un país que no está en guerra. Con o sin inmigración, existe una durísima cultura de violencia.


Muchas veces el problema consiste en que los inmigrantes no sólo compiten con los surafricanos por los mismos trabajos, sino que lo hacen en desigualdad de condiciones. El apartheid fue un sistema que de manera muy bien pensada concedió a los negros una educación muy inferior, precisamente para que no pudieran competir con los blancos por los mejores trabajos. En Zimbabue, hasta que Mugabe entró en una especie de enloquecida decadencia más o menos al mismo tiempo (1994) que Mandela llegó al poder en Suráfrica, el nivel de educación para la mayoría era netamente superior. En Nigeria lo sigue siendo. Con lo cual, si un empresario surafricano debe elegir entre emplear a un surafricano pobre y negro o un zimbabuense pobre y negro, lo más probable es que opte por el zimbabuense, que además -como todos los nuevos inmigrantes en todos los lados- seguramente se entregará a su trabajo más que el nativo. Porque no tiene nada más.


Con lo cual la negrofobia, en los sectores más resentidos de la población negra surafricana, ha ido in crescendo. Porque esto no es nuevo. Ha habido incidentes aislados, asesinatos de extranjeros africanos como los que se han visto esta semana, durante al menos tres años. No sólo en Johanesburgo sino también en Durban y Ciudad del Cabo. La presión está ahora sobre el Gobierno surafricano, y las propias comunidades negras donde se ha ido creando tensión, para que esto no vaya a más.

> Berria: Laikotasuna > ANDALUCIA: MARIA AXILIADORA, PROCLAMADA ALCALDESA HONORARIA EN MORON DE LA FRONTERA

  • María Auxiliadora, proclamada Alcaldesa Honoraria en un acto multitudinario
  • Semanasantamoron.com, 2008-05-25 #Jose Antonio Pernía

A las doce del mediodía tenía lugar un Pleno Extraordinario en el Excmo. Ayuntamiento de Morón, en el que únicamente estuvieron representados los grupos municipales del Partido Popular e Izquierda Unida.


El pleno, que contó con la asistencia de numerosos devotos a la Santísima Virgen, transcurrió con normalidad con las intervenciones de ambos grupos que expusieron sus opiniones. El público irrumpió con una gran ovación tanto tras la intervención del Grupo Popular como tras la votación de dicho nombramiento, que contó con los 13 votos favorables del Partido Popular y únicamente los 2 en contra de Izquierda Unida. Posteriormente, se entonó el canto del himno a María Auxiliadora por todos los presentes, al tiempo en que los dos concejales de Izquierda Unida se marchaban del salón de plenos. Al finalizar, la Casa Salesiana le hizo entrega de una imagen de María Auxiliadora al Alcalde como muestra de gratitud.


La invitación de éste a acudir en masa a la Plaza del Ayuntamiento el mismo día por la tarde para asistir a la proclamación de María Auxiliadora y condecorarla con el bastón de mando no cayó en vano, al contemplarse una imagen de la misma repleta de fieles. El acto comenzó con la lectura por parte de la Secretaria del Ayuntamiento del nombramiento y con las posteriores intervenciones del Alcalde y del Director de la Casa Salesiana. A continuación, el Alcalde colocó en el paso de María Auxiliadora el bastón de mando así como un bello ramo de flores. Antes de finalizar el acto, la Presidenta de la Archicofradía de María Auxiliadora hizo mención de unas palabras de agradecimiento en nombre de la corporación.


Una vez finalizado el mismo, el grupo joven de la Hermandad del Cautivo, muy dado a este tipo de detalles, ofrendó a la Virgen Auxiliadora con una enorme petalada mientras que desde lo más alto del Consistorio una tirada de cohetes pregonaba a los cuatro vientos que por fin se había materializado tan ansiado sueño.


La cofradía retomó con su itinerario, en cuyo cortejo se incorporaron los Hermanos Mayores de las Hermandades de Morón, el Consejo General de Hermandades y Cofradías, la Policía Local de gala, la Corporación Municipal bajo mazas y autoridades militares.


Por último, la llegada de la Santísima Virgen a su feligresía repleta de banderolas como muestra de la devoción que le profesan, y su posterior entrada a la Capilla Salesiana pusieron el colofón a unos actos en los que quedo bien reconocida la labor salesiana en Morón.

> Artikuluak: Arturo Pérez-Reverte > OCHO HOMBRES Y UN CAÑON

  • Ocho hombres y un cañón
  • XL Semanal, 2008-05-25 # Arturo Pérez-Reverte

He pensado muchas veces, y algunas lo he escrito, que los españoles no somos los de antes. Para bien y para mal. Casi siempre, más para bien que para mal; aunque en ciertos aspectos la peña haya perdido virtudes que, como en todas partes, son arrastradas por el tiempo, el confort, los cambios en la educación y la maldita tele. A los que nos gusta la gente con su toquecito espartano, la vieja estampa del español sobrio y duro, hecho lo mismo a la sequía y al pedrisco que a los infames gobiernos y desgracias que la vida le echa encima desde los tiempos de Indíbil y Mardonio, nos produce simpatía y una cierta ternura. Sin que por eso nos ciegue la pasión, claro. Algunos opinamos que, en esta vieja y rezurcida piel de toro, el número de hijos de puta por metro cuadrado es superior al de otros países de parecidas latitudes o longitudes. Lo dará la tierra, supongo. El clima, quizás. Un país seco y difícil como éste, con el currículum que tiene en la chepa, es normal que tenga tan mala leche.


Quiero decir con esto que, si en España cada cual tiene su patriotismo –caspa nacionalista paleta, nostalgia imperial, matices intermedios o ausencia absoluta de todo ello–, el mío es una especie de solidaridad vaga y agridulce; un sentimiento melancólico hecho de viajes, de libros, de viejas piedras y de años infantiles escuchando, con paciencia y respeto, la memoria –por suerte amplia y liberal– de mis abuelos. Mi patriotismo, en resumen, es la certeza de que la gente con la que comparto suelo, lengua –cuando me dejan– e Historia, remó junta en la misma galera, sufrió idéntica miseria bajo reyes imbéciles, obispos siniestros y funcionarios corruptos, y se dejó la piel, cuando no hubo más remedio, en hazañas increíbles o empresas infames, según salía el naipe de la baraja. Hazañas y empresas casi todas inútiles, por cierto. Cada vez que abro un libro de Historia habría preferido ser inglés, o francés. A veces, hasta italiano –allí tienen, al menos, sentido del humor–. Pero esto es lo que hay. Cada cual baila con la que le toca.


Debo confesar que hace unas semanas me sentí patriota, a mi manera. O me rozó el puntito. Estaba en la exposición que hemos montado en Madrid sobre el Dos de Mayo, que seguirá abierta hasta septiembre. Unos trabajadores desmontaban y volvían a montar un cañón de artillería que pesa más de media tonelada. Eran chicos duros, obreros madrileños hechos al trabajo manual, serio, de verdad. Tan parecidos a un metrosexual de mantequita suave como un cisne maricón a un pato de infantería. Gente de manos encallecidas y brazos fuertes, jóvenes todos, que arrimaban el hombro con la alegre energía de la gente vigorosa y sana cuando emprende algo por lo que le pagan bien o le interesa mucho. La tarea los divertía, pues no siempre hay oportunidad de que el curro consista en montar una pieza de artillería de 1808. La cureña y el pesado tubo de bronce estaban en el suelo, y había que levantar una y colocar encima el otro. No había otra que hacerlo a pulso, entre los ocho que eran. Hablamos de traer a más gente, pero ellos decidieron que no, que podían hacerlo solos. Y a ello se pusieron.


La faena fue larga y difícil, peligrosa a veces. Le realizaron todos a una, animándose entre sí con el tono que pueden ustedes imaginar entre gente joven y de buen humor, bromeando con el pesado cañón, con Napoleón y con los franceses, mientras acompañaban la operación con comentarios y chulerías castizas propias de los barrios de Madrid. Y viéndolos esforzarse una y otra vez, apretados los dientes, dejándose allí los riñones hasta que lograron su objetivo, algo fanfarrones, tenaces, recios y masculinos como lo fueron siempre los tíos de toda la vida, no pude menos que pensar que si en ese mismo instante, doscientos años atrás, a esos jambos les hubiesen dicho hay franceses en la calle dando por saco y ahí tenéis unas navajas, colegas, era facilísimo imaginarlos saliendo afuera en grupo, alentándose unos a otros, a sacarles las asaduras. Por España o por sus cojones, tanto da. Y es que eran ellos, concluí. Los mismos fulanos, en otro tiempo y en otras circunstancias. Fusilados o sin fusilar. De pronto resultaba tan fácil reconocerlos que me estremecí en los adentros; y a pesar de mis resabios –pesa mucho haber sido lumi antes que monja–, no pude menos que sonreír, conmovido. Se secaban el sudor de la frente y bromeaban entre sí, orgullosos del esfuerzo, mirando satisfechos el cañón puesto sobre la cureña. Esos ocho hombres jóvenes no sabían que en ese momento eran mi patria. Y que el mejor homenaje a la gente que salió a pelear a la calle doscientos años antes, acababan de hacerlo ellos.

> Erreportajea: Sexualitatea > SEXO EN LA ESO

  • Sexo en la ESO
  • Los institutos españoles están al rojo. Los adolescentes practican sexo cada vez antes, más veces, con más gente. Se ha convertido en parte de su ocio. Creen que lo saben todo. No es así
  • "Sí, el porno sirve para cascártela y aprender, pero exagera que te cagas. En la realidad te corres rápido, las pibas no tienen esas tetas, y nunca te vas los dos a la vez".
  • El País, 2008-05-25 # Luz Sánchez-Mellado

No estamos en una despedida de soltero sino en un instituto de un barrio trabajador del sur de Madrid. Una docena de varones de tercero y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria hablan sobre sus inicios sexuales. Tienen entre 14 y 16 años. Pablo, el pico de oro, cumplió 15 en Navidad. Es uno de los cuatro que levantan la mano cuando se les pregunta quiénes han mantenido relaciones sexuales con penetración. Los iniciados gozan del respeto de sus pares. Sólo ellos logran aplacar el guirigay de exabruptos, obscenidades y machadas de gallito en celo con que se recibe cada palabra de la reportera.


-¿Dónde y cómo veis el porno? ¿No os controlan vuestros padres?


-¿Y qué? En Internet, el móvil, la tele, en el MP4. Las guarradas rulan por todas partes.


"Oiga, ¿y no nos pregunta cuántas pajas nos hacemos al día?", se impacienta un crío con voz de pito y cara cuajada de espinillas.


- Ya que lo dices, contesta tú mismo.


- Una es lo mínimo, pero mejor tres, como cepillarte los dientes.


Y se parten de risa. Así hasta que uno se disculpa por él y por todos sus compañeros: "Es que venimos calentando desde primaria y tenemos las pelotas a punto de reventar".


La Encuesta de Hábitos Sexuales del Ministerio de Sanidad de 2003, la última a escala nacional, daba pistas sobre ese calentamiento global en los institutos. Si se preguntaba a los españoles de menos de 30 años sobre la edad de su primer coito, se obtenía una previsible media de 17,5 años en los varones y de 18,2 en las mujeres. Pero los menores de 19 confesaban costumbres más precoces e igualitarias. Ellos se estrenaban a los 16,4, y ellas, a los 16,6. Con un pie en secundaria y otro en bachillerato o el mercado laboral.


Desde 2003 ha pasado un lustro. Cinco años es una eternidad y más en la edad del pavo. Parece que la contabilidad oficial se ha quedado vieja. Un estudio realizado por el Centro Madrid Salud Joven y la Universidad de Granada presentado el pasado abril bajaba aún más el listón. Seiscientos alumnos de institutos de Madrid confesaron en un cuestionario confidencial. Las chicas, hoy, se inician por término medio a los 16,3. Los chicos, a los 15,8. Pablo es un hombre de su tiempo. Las medias son falaces por definición pero sirven para acotar el territorio. Para saber de quién estamos hablando. Un promedio de 16 años raspados no quiere decir que todos tengan su primer coito a esa edad. Significa nada más, o nada menos, que hay tantos que lo tienen a los 18 como a los 14.


El ojo clínico de quienes ven el panorama confirma los resultados del estudio madrileño. Pediatras, profesores, psicólogos y sexólogos especializados en proporcionar información sexual y afectiva a los adolescentes avalan una percepción generalizada entre los profesionales que tratan con menores. Los padres pueden ignorarlo. Negarlo. No querer enterarse. Pensar que sus hijos no son de ésos. Pero sus niños (y niñas) lo hacen. Cada vez más. Cada vez antes. Cada vez con más gente. Hay mucho sexo en la ESO.


"Llegan del cole con 12 y 13 años a un instituto con alumnos de hasta 18. Las chicas están más desarrolladas y espabiladas, ellos aún le dan al balón, pero son como lagartijas: se mueven mucho y no muerden. Es a partir de segundo cuando empezamos a tener en cada clase un tercio de lanzados/as que van a por todas, otro de interesados/as y a la expectativa, y otro de niños más infantiles en ese aspecto", ilustra Juan, director de un instituto del norte de Madrid. Pero volvamos al sur.


-Si un tío se tira a varias tías, es un crack, pero si tú tienes varios rollos, te llaman puta. Son unos machistas aunque es verdad que algunas van sólo a pillar cacho, como ellos.


-Encima, a nosotras nos duele y nos podemos quedar embarazadas. Nuestra única ventaja es que decidimos si hay rollo o no, porque ellos siempre están empalmados.


Cambio de género. He aquí 12 chicas de 14 a 16 años reunidas en otra clase del instituto de Pablo. El mismo tema a debate. Semejantes risas tontas, similar nivel de procacidad, desmadre por el estilo. Sólo una de las 12 "lo ha hecho del todo". Fue el pasado día de los Enamorados, a los 15 años, con el chico de 16 con el que lleva nueve meses saliendo. "Me dolió un poco. La segunda vez estuvo mejor". Otras seis tienen "novio fijo", pero no han pasado a mayores. Están "esperando a estar preparadas". "Nos besamos y nos tocamos hasta el final, pero él me respeta hasta que yo quiera hacerlo", dice una morena guapa de 16 novia de un chico de 18.


"Eso es como hacer petting, pero con tu chico", explica una pelirroja con ojos ahumados y dos centímetros de raíces azabache.


-¿Qué es eso del petting?


-Besarte y sobarte sin dejarte hacer más. Ve un sábado por la tarde a la discoteca Fabrik de Fuenlabrada y mira los sillones.


Los chicos han sido más gráficos. Petting? "Restregarse todo, pero con ropa". "Calentarte a tope pa luego na". "Todo menos meterla", zanja Pablo el enterado.


El pasado 11 de febrero, la emisión del segundo capítulo de la teleserie Física y Química en Antena 3 provocó un pequeño terremoto social. La entrega, titulada Sólo es sexo, recreaba una fiesta petting entre escolares del instituto de secundaria en el que transcurre la trama. La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) denunció que la serie da una visión "perniciosa y estereotipada" de profesores y alumnos y echa al traste sus "esfuerzos por difundir los riesgos de las drogas y las enfermedades de transmisión sexual". Otro colectivo, COAPA, estimaba que la serie hace "un flaco favor a los padres que intentan educar a sus hijos en valores y virtudes que nada tienen que ver con eso". Ambos colectivos pidieron la retirada de un espacio al que acusaban de mostrar "un mundo irreal".


Antonio, el joven director del instituto de Pablo, discrepa. No se sorprende al escuchar un resumen anónimo de las intervenciones de sus pupilos. Reconoce el fondo, y las formas, y confirma que el vetusto anglicismo petting partys, de to pet, acariciar, se denominaban las fiestas de la liberación sexual de los sesenta- forma parte de su jerga. "Y eso que al ser una entrevista voluntaria se han autoseleccionado. Los chicos que has visto son quizá los más lanzados, y las chicas, las menos".


Antonio practica una política de puertas abiertas. Cualquiera puede hablar con el director sin entrar en su despacho. Don Antonio es Toño en el Messenger y allí está siempre disponible. "Internet es una vía fantástica para enterarte de qué van los tiros con los chavales. Lo utilizan todos, desde primero, y ahí me entero de los conflictos que laten en las clases. Hablan de su vida escolar, pero también de asuntos que jamás me dirían cara a cara y que nunca les cuentan a sus padres".


"Las relaciones sexuales se ocultan sistemáticamente a los padres, es el secreto por excelencia", confirma Javier Urra, psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid. Urra tiene a punto de publicar un ensayo titulado Lo que callan los hijos, lo que ocultan los padre, donde exprime una encuesta entre 5.000 progenitores y vástagos. El sexo ocupa el primer lugar en el podio de tabúes mutuos. Los padres no hablan con sus hijos de su vida erótica ni los hijos con sus padres tampoco.


Menuda novedad. Para cualquier padre es difícil asumir que su hijo es un ser sexual. Con pulsiones. Con deseos. Que su niña de 12 o 13 años -edad media de la primera menstruación- lleva un par de ellos sintiendo ciertos calores en el cuerpo. Que su niño asiste fascinado -y puede que aterrado- a su propia metamorfosis y sus nuevas posibilidades. Por eso, más allá de la conversación sobre la regla, con ellas, y sobre el preservativo, con ellos, muchos padres de hoy, como siempre, miran a otro lado y ruegan que la naturaleza siga su curso... mejor cuanto más tarde. Pero sucede que sus niños han pasado a la acción.


En la pantalla del portátil de Toño emergen, codificadas en el trabalenguas SMS o ilustradas con fotos digitales, las andanzas de sus pupilos. Ahí están sus pasadas , sus niñerías, sus buenos y malos rollos. Su vida desde que se levantan hasta que se acuestan. "Son mucho más precoces que mi generación", dice este docente treintañero. "Muchas van a por chicos mayores. Los de su edad les vienen pequeños, y ellos, que flipan, se defienden haciéndose los malotes. Muchos, ellos y ellas, van al rollo por el rollo, sin pensar, sin sentir. Algunos tienen relaciones con una persona distinta cada fin de semana".


"El sexo se ha convertido en un objeto de consumo más. Los chicos son consumistas y notan la presión", confirma Iván Rotella. Los publicistas lo saben y van al grano. "Placer adulto" promete en la tele un chocolate con una niña mordiendo la tableta encerrada en su cuarto. "Siempre pensando en lo mismo", acusa una marca de gominolas a una adolescente que mira con gula a un coetáneo.


Rotella es sexólogo, coordina el Centro de Atención Sexual del Ayuntamiento de Avilés y lleva una década oyendo las cuitas de los adolescentes asturianos. Al teléfono, on line o a la cara, en las charlas que imparte en los institutos. "Los chavales viven en el mundo real y todo les empuja a iniciarse. Las revistas que leen las chicas. Los productos porno que consumen los chicos desde primaria. Los amigos que ya lo han hecho. Es una especie de carrera por ingresar en el mundo adulto. Ésta es la generación más informada de la historia, pero no la saben gestionar. No distinguen lo importante de lo banal. Les dejamos solos y hacen lo que pueden. Nunca es pronto ni tarde para el sexo siempre que se esté preparado, se haga porque se desee y se sepa qué se hace. Muchos ni lo saben".


La pediatra Nuria Culell lleva años viendo en su consulta de la Unidad de Adolescentes de la Clínica Dexeus a los cachorros de la burguesía de Barcelona. Hace tiempo decidió adelantar la "primera consulta confidencial" con las chicas. Fue después de que una niña de 13 años llegara con una infección urinaria y en la exploración surgiera la existencia de "un noviete de 15" con cartas en el asunto.


¿Demasiado precoz? Depende. "El Có­digo Penal establece en los 13 años la mayoría de edad sexual", deplora Javier Urra, que considera este hecho un gravísimo error. Mantener relaciones sexuales "consentidas" con niños y niñas de esa edad no es delito.


"Desde aquello", dice Culell, "a partir de los 12 ó 13 pido a los padres que salgan y les pregunto a ellas por sus amigas, sus profesores, sus amores. Te lo cuentan. Todo. Están deseando hablar, que les escuchen". La doctora cifra "entre los 15 y los 16" la edad media en que sus pacientes se inician en las relaciones sexuales con penetración. "Y va a menos: los de 16 me dicen que los de 13 van a saco". Mientras, los padres, con dos carreras, dos coches y dos casas, "están a por uvas".


"Los padres siempre creen que los otros puede, pero que ni su niño ni, sobre todo, su niña lo hacen", dice Culell. "Piensan que sus hijos tienen un par de años menos de los que dice su partida de nacimiento", corrobora Rotella. Ambos aconsejan a los padres que hablen de sexo con sus hijos. Desde pequeños. Desde que empiezan a plantear preguntas embarazosas: ¿cómo saldrá mi hermanito de la barriga de mamá?, ¿cómo ha entrado ahí?, ¿para qué sirve mi pilila? Que contesten a esas cuestiones, pero no sólo a ésas.


"Darles un preservativo a los chicos es como dar un casco a un motorista sin enseñarle seguridad vial. El sexo no es sólo vagina, pene y coito", explica Rotella. "Es conocer tu cuerpo y el del otro. Son emociones y sentimientos. Placer y bienestar. No se puede zanjar con lo de papá puso su semillita en mamá. Ni limitarse a amedrentarles con embarazos. Hay que darles las armas y la autoestima necesaria para decidir cuándo, cómo y con quién quieren hacerlo. Para exigir que se use condón. Para decir no, o sí, sin sentirse mal. Para que sean dueños de sí mismos".


Culell tiene sobre su mesa un ejemplar de A mí también me pasa, ¿y a ti? El folleto, promovido por la Generalitat, fue repartido a los escolares catalanes de 10 y 11 años el pasado trimestre con gran escándalo de algunas asociaciones de padres. En él se habla de la masturbación como fuente de placer y bienestar. "Me parece estupendo", dice Culell, "si educáramos a los niños en el conocimiento y estima de su cuerpo, no sólo evitaríamos embarazos adolescentes, sino también trastornos de autopercepción, como la anorexia". "Las chicas, con la regla, aún saben algo. Pero a los niños nadie les dice nada. Que se les va a poner dura, que tendrán poluciones. Están como cestos, abandonados a su suerte".


Tarde de entrenamiento en el campo de fútbol del Club Unión Adarve del barrio del Pilar, pura clase media madrileña. Dos equipos de cadetes de entre 14 y 16 años se desploman en el vestuario. Veinte púberes varones en distinto grado de evolución. Del niño de metro y medio al gigante repentino que no puede con su cuerpo. Huele a sudor, a pies, a hombre joven. Si hubiera un detector de testosterona, habría estallado a su paso. Les han dicho que les van a preguntar sobre sexo y están, cómo no, muertos de la risa. La primera pregunta pone las cosas en su sitio. ¿Cuántos se han estrenado? "¿Vale follarse a la almohada con el condón puesto?", consulta un tirillas de 14 que insiste en enseñar el preservativo Durex Love talla XL que atesora hace meses en su cartera "por si acaso". No. Salen cuatro iniciados frente a 16 "locos por hacerlo del todo". Un 20%. El resto tiene grandes proyectos para el verano. "En vacaciones mojamos todos", corean. "O mejor este puente, en la excursión a Almería".


-¿Qué tal os fue la primera vez?


-Bien, pero no era para tanto, me esperaba algo más fuerte -salta un rubio de 16 que se estrenó el verano pasado y no ha repetido-. Prefiero que me la chupen. Perdón, es que no me acuerdo de la palabra técnica.


-Mamada -aporta un espontáneo.


-Que no, tío, que se dice felación -puntualiza un tercero-. Y a ti lo que te pasa es que lo has probado poco. Cuando le coges el tranquillo sólo piensas en hacerlo otra vez.


-¿Dónde lo hacéis?


-En el parque, en el sótano del portal o cuando tus padres salen a comprar. Te arriesgas a que te pillen, pero vale la pena.


Que se lo digan a Tomás y a Isabel. Algunos sábados, este matrimonio de profesionales en la cuarentena se siente como Cenicienta, pero al revés. Tienen prohibido llegar a casa antes de medianoche. Es la hora en que Adrián, su hijo de 16 años, despide "a la de turno" y les da vía libre para acceder a su propio domicilio. "Cuando entramos, nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja, claro. Luego me encuentro las pruebas del delito en la papelera del baño", relata el papá con un tonito de perplejidad y orgullo en la voz.


O que se lo cuenten a Diana, una madre divorciada que va "dando portazos" cuando llega a casa. Se trata de que su primogénita, de 16 años, y su novio, de 17 -año y medio de amor-, la oigan. Pasan la tarde "estudiando" en la buhardilla del adosado. Se cansan, pobres, y abren el sofá cama para estar cómodos. Diana no duda de su aplicación, pero prefiere anunciar su llegada a bombo y platillo. Un día apareció un preservativo intacto en casa. Diana fue derecha a comprar En tu casa o en la mía, de Lorena Berdún, y le dio el libro a la niña. "Si tienes dudas, pregunta. La puerta está abierta", le dijo. Ya tuvieron la conversación de la regla -"a los 12"- y la de las precauciones -"a los 15"-, y Diana no cree oportuno entrar en detalles no solicitados. "Es su intimidad. Yo tampoco hablaba de eso con mis padres. Ojos que no ven, corazón que no siente, pero no me chupo el dedo".


El lunes es día punta en el Centro de Salud Joven de Rivas-Vaciamadrid, una localidad del este de Madrid. Después del fin de semana vienen las prisas. Parejitas de quinceañeros y chicas solas o con amigas acuden aterrorizados a este espacio atendido por un equipo de médicas, psicólogas y enfermeras en torno a la treintena. Vienen porque se les ha roto el condón. O porque con el calentón no se lo han puesto. O, como estaban pedo, no recuerdan si se lo pusieron o no. Piden la píldora del día siguiente. Esto es un centro de atención integral para jóvenes, pero ellas sólo saben que aquí "la dan".


"Vienen cabizbajos, como pillados en falta. La teoría se la saben de maravilla. Pero les falta seguridad en sí mismos. Habilidades para relacionarse entre ellos y herramientas para gestionar su sexualidad", dice la psicóloga Raquel Martín. Lo corroboran las enfermeras, que se encargan también de dar charlas en institutos: "Tienen esa sensación de inmortalidad de los adolescentes, de que nunca les va a pasar nada". "¿De qué estamos hablando?", inquiere una de las doctoras. "Los adolescentes son una caricatura de los adultos. Nos imitan. En todo. Cómo vamos a sermonearles si muchas separadas cuarentonas piden la píldora poscoital tras una noche loca porque iban borrachas o porque, para una vez que ligan, no le van a pedir al otro que se ponga condón. Esto no es culpa de los padres. No es culpa de nadie. Es lo que hay".


Los adolescentes españoles se inician en el consumo de alcohol a los 13 años. En el cannabis a los 14,6. En el éxtasis a los 15,5. No todos, por supuesto. Pero en torno a un 15% de los escolares que contestaron al cuestionario del Centro Madrid Salud Joven (CMSJ) dijeron haber mantenido "su último contacto sexual bajo el efecto de las drogas". Más datos: los abortos entre menores se han cuadruplicado en los últimos 20 años. Un total de 5.740 menores de 18 años interrumpieron su embarazo en 2006. Muchas por segunda vez.


Suena el teléfono en el despacho de Carmelo González, psicólogo responsable del programa de información sexual de Coslada. Gladys, una niña ecuatoriana de 15 años, quiere abortar. Van dos veces en un año. "Eso evidencia que todos estamos metiendo la pata", dice este profesional con décadas de trato con menores. Sabe bien que la mitad de los embarazos adolescentes son de chicas inmigrantes. Que, como recoge el estudio del CMSJ, las niñas de origen latino comienzan a copular "antes que los chicos". A los 14,3. Que, a veces, lo de embarazo no deseado no es del todo cierto: "En su círculo es una forma de atar a su pareja, de emanciparse". Pero vive cada caso como un fracaso personal.


A José Martínez Olmos, secretario de Estado de Sanidad, le ocurre algo parecido. "El problema no es cuántos. Un solo embarazo no deseado es un desastre. Llevamos siglos hablando de prevención, pero no hay que dejar de dar la batalla". El reciente acuerdo de la Comisión de Salud Pública en el que las comunidades autónomas se comprometieron a administrar gratuitamente la vacuna contra el virus del papiloma humano a todas las niñas de hasta 14 años antes de 2010 es sólo un paso. "La vacuna sólo previene el cáncer de cuello de útero, pero no otras enfermedades de transmisión sexual ni por supuesto el embarazo".


González y Rotella, bregados en cientos de institutos, del más pijo al más marginal, alertan sobre algunos síntomas preocupantes. El porno, se ha visto, es moneda corriente en los colegios. "Eso no es bueno ni malo, nosotros teníamos el Penthouse en el somier, pero propaga un modelo machista y falso del sexo". Las chicas, en su afán igualitario, están emulando lo peor de los chicos: "beber, drogarse, follar como ellos". Todos son celosos: "se controlan el móvil en prueba de confianza". Y, atención, emerge una homofobia que parecía en vías de extinción en los adultos.


"Puede que ser gay sea guay en la tele, pero en el instituto no. Eres el rarito, y lo último que desea un adolescente es ser distinto". Álex tiene 19 años. Hace uno que dejó el instituto Duque de Rivas de Rivas-Vaciamadrid para estudiar psicología en la UNED. A los 17 salió del armario ante sus compañeros. "Tenía el apoyo de mi familia y me atreví a dar el paso. Aun así, pasaré a la historia como el gay de mi promoción". Álex habla en presencia de Joaquín Álvarez. Este profesor de dirección de empresas puso en marcha hace tres años la primera tutoría GLTB -Gays, Lesbianas, Transexuales, Bisexuales- de España. Se trataba de "ofrecer apoyo y atención personalizada" a los alumnos con dudas o conflictos sobre su orientación, difundir una imagen positiva de la diversidad sexual y fomentar la sexualidad responsable entre los alumnos. Su blog (tutorgltb.blogspot.com) recibe cientos de visitas de chavales de toda España.


Los colectivos gays calculan que uno de cada dos adolescentes homosexuales sufre acoso escolar. Álex no ha pasado por eso. El idílico paraje de su instituto -chalés, parterres, profusión de jardineros municipales- no explica del todo su suerte. "No te fíes, esto es como Wisteria Lane. Todo muy civilizado, pero los prejuicios van por dentro".


"Las niñas ya no comen chuches, / ahora comen pollas. / Van a la moda. / 12 años y ya follan. / Algunas dicen que soy machista. / Salid un finde, / veréis que soy realista". Porta, un rapero de 19 años que triunfa entre la chiquillería, rima en el MP4 de Pablo. El rap, una especie de duelo de sexos a lo Pimpinela, sigue: "Los tíos son unos cerdos, / lo que nos falta de falda les falta de cerebro. / Cuenta a tus colegas cuántas tías te has tirado, / divídelo por tres y tendrás el resultado".


Antes se les había preguntado a los chicos y chicas del instituto por sus temores.


-A no aguantar lo suficiente, a que no se empine, a no saber por qué agujero meterla.


-A que me duela, a quedar embarazada, a que me tomen por una chica fácil, a dejar de ser la niña de mis padres, a hacerme mujer.


Antes. Más veces. Con más gente. Vale. Pero parece que hablamos de lo de siempre.


Los futbolistas han vuelto de Almería. Coincidieron en el hotel con una pandilla de adolescentes británicas de vacaciones. Quién sabe si el Durex Love XL del asaltador de almohadas seguirá en su cartera.

> Berria: Eliza > ROUCO ARIRMA QUIE EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL EXPRESA LA REBELION DEL HOMBRE CONTRA SUS LIMITES BIOLOGICOS

  • Rouco afirma que las bodas gays expresan la rebelión del hombre contra sus límites biológicos
  • Cree que el estado pretende "ser como dios" para no tener que aceptar las leyes divinas. El cardenal de Madrid dice que la sociedad corre peligro si no se garantizan los "bienes fundamentales" de la moral
  • Diario de Noticias, 2008-05-25 # Agencias · Madrid

El cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, considera que leyes como la del matrimonio homosexual expresan "la rebeldía del hombre contra sus límites biológicos". Así se refiere el cardenal a la unión entre parejas del mismo sexo, que, a su entender, es "ir en contra de la realidad", en el libro Entrevistas con doce obispos españoles , de Isidro Catela, publicado por La Esfera de los Libros. Con los derechos de autor se ayudará a la financiación de un proyecto pastoral en Kenia.


El cardenal cree que en la "ideología de género" y en las leyes que se inspiran en ella, como la del "supuesto" matrimonio de homosexuales, "se expresa la rebeldía del hombre contra sus límites biológicos".


"Es una versión moderna del querer ser como Dios Creador y no sus criaturas, de no aceptar su ley, que muestra los bienes fundamentales del hombre y de la sociedad y, por ello, garantiza la dignidad, la libertad y la igualdad de los hombres mejor que cualquier construcción humana al margen de ella", añade Rouco.


A su juicio, las leyes humanas no tienen que coincidir punto por punto con la ley moral, pero tienen que basarse y proteger los bienes fundamentales "sin los que la sociedad no puede subsistir".


Monseñor Rouco habla, además, con Isidro Catela sobre otras muchas cuestiones, entre las que cabe citar la falta de vocaciones, que achaca a la "crisis de la familia", o la posible celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en 2010 en Madrid.


A lo largo de 277 páginas, el autor, cuyo proyecto lleva gestándose desde hace año y medio, recoge sus conversaciones, además de con Rouco Varela, con el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo; el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo; el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez; el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares; el cardenal arzobispo emérito de Barcelona, Ricardo María Carles; el arzobispo emérito de Valladolid, José Delicado; el arzobispo emérito de Oviedo, Gabino Díaz; el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach; el obispo de Sigüenza Guadalajara, José Sánchez; el arzobispo emérito de Pamplona y obispo emérito de Tudela, Fernando Sebastián y el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes.


"Es un libro de anuncio. Es un testimonio de fe. Quizá algunos descubran con sorpresa que los obispos no se limitan a pronunciar juicios y condenas, sino que ante todo son seres humanos que anuncian con sencillez y alegría el Evangelio. Es muy difícil querer o apreciar lo que no se conoce y, como han demostrado nuestros propios estudios recientemente, aquellos que se muestran más críticos con la Iglesia, resultan ser los que menos la conocen", explicó Catela.


El objetivo de la obra es "abrir espacios en los que sea posible conocer una imagen más completa de la Iglesia, y en concreto de sus obispos, de la que nos encontramos a menudo en algunos medios de comunicación, limitada a la confrontación con el poder político". También pretende Catela con su libro "ser una afirmación, por la vía de los hechos, de que la fe no puede reducirse al ámbito privado sino que tiene una dimensión pública".


Aunque el proyecto lleva gestándose desde hace año y medio, el volumen recoge cuestiones que tienen "una especial actualidad (laicismo, relativismo moral, diálogo entre creyentes y no creyentes...)". Catela cree que la abra va a ayudar a mirar con perspectiva cuestiones que nos parecen de ayer y que ya se planteaban hace 30 años. En este sentido incide en que el mensaje de la Iglesia "se ha mantenido coherente aunque haya cambiado la coyuntura".


Preguntado acerca de experiencia de los prelados que le hayan llamado la atención, el autor relata que el libro cuenta con "algunas anécdotas muy ilustrativas" y con "historias personales deslumbrantes". "Además de sonreír al leer que a éste le gusta el fútbol, a éste, conducir, o a este otro le encanta la montaña, nadar o estudiar historia, creo que se puede aprender mucho del pasado reciente de España, del presente y de las claves para afrontar el futuro con esperanza", incide.